Nunca pensé volver a sentir que
estoy al borde de un abismo,
deseando que el tiempo me absorba
a esa arena infinita donde ya
no sepa nada más de mí.
Ni siquiera puedo mirar al cielo,
no podré volver a mirarlo;
con qué ojos podría hacerlo
si siento que lo he traicionado;
porque lo miraba a través de la
esperanza que deposité
en ese amor que sentía invencible.
Que no veía el amanecer
sin que me ilumine primero la luz de su sonrisa.
Que no despertaba sin antes encender
ese sueño de querer estar en su cada día.
Que mi único credo era sentir
su amor en mi alma
y mi único rezo era entregarle el mío.
Cómo mirar al cielo
si siento que ya no quiero
continuar en este mundo sin él a mi lado.
Y me siento la mujer más egoísta del mundo
y me invade una rabia por dentro,
porque aún sabiendo que lo debo dejar ir,
que no podré ser su felicidad plena,
que no soy lo que él necesita en su vida;
aún sabiendo todo eso…
me sigo aferrando a ese amor
que me habita por dentro.
Y es que lo quiero seguir viviendo,
porque sé que sin él,
en esta vida no hallaré nada
que mantenga esa ilusión
de querer volver a despertar.
Responder